Más y
más estudios de imágenes, de sangre, pulmonares de todo tipo y a ver al
cirujano. Confirmado, me iban a operar. Mi condición física y mi edad estaban a
mi favor. Podía enfrentar esta cirugía compleja, que consistía en remover la
pleura izquierda (membrana que recubre al pulmón). Se trataría de preservar el
pulmón, pero había riesgo de que tuvieran que quitarlo. También una costilla
parar acceder mejor a la cavidad torácica en la intervención y tal vez quitaran
parte del diafragma, que se reemplazaría por una prótesis.
El cirujano
cerró la consulta diciéndome, “Carla, la decisión de operarte o no es tuya”. Mi
primera reacción fue de alegría, por la esperanza que me daba que me quiten el
tumor. Luego sobrevinieron el miedo y las dudas. En la relación
costo/beneficio, ¿se justificaba correr el riesgo de perder un pulmón,
diafragma y costilla?
>> Capítulo 09: La gran apuesta
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