Llegó
diciembre, las fiestas de fin de año y luego mi cumpleaños el 10 de enero. Era
un período del año lleno de celebraciones así que yo intercalaba sesiones de quimio
con festejos, siempre que mis defensas me lo permitiesen. Los tratamientos de
quimioterapia debilitan el sistema inmunológico y se puede estar muy vulnerable
a contagiarse cosas que compliquen la salud, poniendo en riesgo la continuidad
del tratamiento. Así que yo, con el visto bueno de los médicos, me escapaba a
alguna fiesta de fin de año para renovar mis energías con un poco de música,
baile y gente linda.
Para mi
cumpleaños decidí festejar a pesar de todo, o mejor dicho, justamente por todo...
Festejar con alegría que estaba viva, que estaba rodeada de afectos y que
quería vivir. Como siempre lo hice, celebrar el presente, con todas sus
complejidades y desafíos, con todas sus incertidumbres y embates pero valorando
y celebrando esta maravillosa y misteriosa vida con su caja de Pandora.
Llevé a
mis amigos a un karaoke coreano en el barrio coreano de Buenos Aires. Fue una
noche de febrero de 2012, calurosa, desopilante y mágica que nunca olvidaremos.
Todos los que estuvimos allí esa noche, cantando, bailando y riendo, nos
despojamos de racionalidad y fuimos puro sentimiento, pura energía positiva,
dispuestos a celebrar justamente por todo.
>> Capítulo 08: Con energía renovada sigue la lucha
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