Nuevos aires y esperanza renovada

Estos 3 nuevos ciclos de quimioterapia fueron con una variación en las drogas y pude sobrellevarlo muy bien, casi sin efectos colaterales. Solamente cansancio, dolores musculares menores y una leve alteración en mi apetito. Mis defensas se mantuvieron bastante altas por lo que continué incluso con varias de mis actividades. Mi aparato digestivo, que quedó destruido luego de las primeras quimios, ahora se acomodó y pude volver a tomar las gotas de “graviola” y el té chino “radix astragali” que me dio un médico dedicado a terapias alternativas. Tenía fe en que podían colaborar a sanarme por sus propiedades antitumorales. Fue un gran incentivo poder retomarlos. Ante estas situaciones, uno se aferra a diversas cosas más allá de la medicina. Hay muchos recursos que, por más delirantes que puedan parecer, dan una ayuda enorme. Ya sea por su real eficacia o por la fe que uno deposita en ellos. No importa, todo sirve y es bueno abrirse a otras posibilidades.

Llegó diciembre, las fiestas de fin de año y luego mi cumpleaños el 10 de enero. Era un período del año lleno de celebraciones así que yo intercalaba sesiones de quimio con festejos, siempre que mis defensas me lo permitiesen. Los tratamientos de quimioterapia debilitan el sistema inmunológico y se puede estar muy vulnerable a contagiarse cosas que compliquen la salud, poniendo en riesgo la continuidad del tratamiento. Así que yo, con el visto bueno de los médicos, me escapaba a alguna fiesta de fin de año para renovar mis energías con un poco de música, baile y gente linda.

Para mi cumpleaños decidí festejar a pesar de todo, o mejor dicho, justamente por todo... Festejar con alegría que estaba viva, que estaba rodeada de afectos y que quería vivir. Como siempre lo hice, celebrar el presente, con todas sus complejidades y desafíos, con todas sus incertidumbres y embates pero valorando y celebrando esta maravillosa y misteriosa vida con su caja de Pandora.

Llevé a mis amigos a un karaoke coreano en el barrio coreano de Buenos Aires. Fue una noche de febrero de 2012, calurosa, desopilante y mágica que nunca olvidaremos. Todos los que estuvimos allí esa noche, cantando, bailando y riendo, nos despojamos de racionalidad y fuimos puro sentimiento, pura energía positiva, dispuestos a celebrar justamente por todo.

>> Capítulo 08: Con energía renovada sigue la lucha 

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